Recuerda que por su españolismo le expulsaron del periódico sin compensarle ni jubilarle, le abrieron un proceso por responsabilidades políticas, le incoaron un juicio de guerra sumarísimo y le obligaron a comenzar de nuevo a los cincuenta años. Y, todavía, el infeliz de Godó se ensaña con él. anuncia la publicación de las Memorias literarias de Narciso Oller, que ha prologado.

Dice que ha viajado a Madrid con motivo de la visita de los duques de Malakoff y que ha encontrado la ciudad, por un lado recelosa y, por el otro, entusiasmada ante las conquistas en África, aunque él se manifiesta a favor de esta guerra, y a la que deberían acudir también los portugueses.
Por otro lado, aprueba la idea de Pedro Antonio de Alarcón de escribir novelas y le pide que vaya a Madrid.

El autor hace comentarios sobre los artículos publicados en la Revista de España por Antonio Cánovas, Patricio de la Escosura, Antonio Ros de Olano y Llorente.