Se pregunta si lo ocurrido con Ínsula y con Índice tiene que ver con la muerte de Ortega. Le dice que los Gilman viven ahora en Arlington, cerca de Wellesley y que sigue trabajando en el primer Clamor y le pregunta si no ha visto las últimas entregas de la Licome de Montevideo, donde figura un poema suyo.

Añade que Ortega y Marañón está en Fuenterrabía, donde se han comprado sendos pisos; agradece el recorte del Ideal y su alusión a Verso y prosa.

Añade que no ha recibido ninguna proposición de Vértice ni de ninguna otra revista, que tiene algo de tertulia con José Ortega y que a los indeseables ni se los tropieza. Le dice que ha estado con Manuel Falla y le pide noticias de los amigos.

Le dice que Dionisio Ridruejo puede arreglar su destino a España, a quien envió varios artículos para Destino y que le dará sus noticas a Ortega. Dice que ahora sigue mejor la vida de España y que como trabaja todo el día en su despacho, le parece que está en la calle de Villanueva. Manda recuerdos de su mujer.

Le anuncia el envío del tomo II de la colección de escritos unamonianos no recogidos en sus libros, que está publicando en Buenos Aires con el título De esto y de aquello, con el ruego de que publique algún comentario. Le pide una pequeña colaboración en los Cuadernos de la Cátedra de Unamuno y que le envíe las cartas que conserva de Unamuno para el epistolario que tiene pensado publicar.

Añade los nombres de aquellos que le deben carta y dice que sigue sin noticia de las editoriales. Recibe unos días a Bernabé Herrero en su casa.

Pormenoriza sus apreciaciones sobre la entrevista; dice que la vida estudiantil anda un poco revuelta y manda saludos a Regino y a los López-Martín.