Fines de la Real Academia Española

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Acta de 13 de mayo de 1723

El secretario indica que la ausencia repetida a las juntas de muchos académicos y la falta de candidatos para ocupar las plazas vacantes han impedido que se progrese en el diccionario de la Academia, lo que da lugar a críticas por no verse materializado ningún trabajo de la institución.

Algunos académicos proponen que la Academia dé permiso al secretario para hacer imprimir un libro con los discursos mensuales más destacados. Se resuelve a favor, pero para ello se han de traer los asuntos para su examen y selección y el prólogo del libro ha de señalar que se publica como muestra de las trabajos de la Academia mientras se culmina la obra del diccionario. Se solicita a los académicos que han leído asuntos que entreguen copia escrita en la secretaría para su examen.

Dado que los trabajos sobre las letras A y B van muy adelantados y quizá valiesen para el primer tomo del diccionario, se acuerda que el director eleve un memorial al rey para solicitar la cantidad de 1000 doblones para la impresión de dicho tomo y que lo presente cuando el rey vuelva de Aranjuez.

Se pide a Gonzalo Machado que traiga a la próxima junta los trabajos de José Casani y Jerónimo Pardo sobre los temas que ha de contener el prólogo del diccionario, para decidir al respecto.

Acta de 13 de octubre de 1713

Se da lectura a la planta de los Estatutos preparada por Gabriel Álvarez de Toledo, que queda aprobada por unanimidad. En ellos se trata pormenorizadamente del número de académicos que componen la Academia, sus fines, las funciones del director y del secretario, la figura del impresor, el calendario de reuniones, las obras sobre las que trabajará la Academia, la censura de obras de académicos y se menciona la pretensión de quedar bajo el amparo del rey.

Acta de 14 de octubre de 1717

En relación con la publicación del primer tomo del diccionario, se tratan los siguientes puntos:

Se examinan los tres papeles encargados a José Casani, Jerónimo Pardo y al conde de Torrepalma sobre lo que les parece conveniente tratar en el prólogo.

Se entregan dichos papeles a Gonzalo Machado para que, junto a sus autores, formen un nuevo papel que deben traer a una próxima junta.

Se decide la inclusión en el primer tomo del Diccionario de unos prolegómenos o disertaciones sobre la lengua castellana y se encarga a cada académico que reflexione para elegir los más apropiados en una futura reunión.

Para evitar la dilación que supondría la revisión por cada académico del trabajo realizado hasta la fecha, se decide encargar a tres académicos distintos la revisión de cada una de las combinaciones de las letras A y B. En ejecución de este acuerdo el director nombra revisores.

Andrés González de Barcia toma a su cargo la evacuación de autoridades en el Cancionero General y en las obras de Eugenio Coloma y del conde de Villamediana.

Acta de 29 de diciembre de 1723

El director entrega el decreto del rey de 22 de diciembre en el que se asigna a la Academia sesenta mil reales de vellón para costear la impresión del diccionario. Una vez imprimido el diccionario, esta dotación tendrá carácter anual y, llegado el momento, el rey señalará un sueldo para los académicos en función de sus circunstancias personales. Juan Isidro Fajardo se refiere a otro decreto dirigido al Consejo de Hacienda para que despache la cédula que ejecute dicho mandato.

El director entrega dos cartas que ha recibido del marqués de Grimaldo, secretario del despacho universal, y de Gabriel Bermúdez, confesor del rey, en respuesta al agradecimiento enviado por su contribución a los objetivos de la Academia.

Se resuelve pedir audiencia a los reyes y componer una oración para la ocasión y que, de momento, se escriban cartas a Gabriel Bermúdez y al marqués de Grimaldo y se pida a éste que dé las gracias a los reyes en nombre de la Academia. Se acuerda como excepción que las cartas vayan firmadas por el director, el secretario y los tres académicos más antiguos.

Se tomaron varias decisiones para poner cuanto antes en imprenta el primer tomo del diccionario con sus prolegómenos y las letras A y B: se nombra a dos académicos para que den unidad de estilo a los trabajos concernientes a las letras A y B para el primer tomo del diccionario (Manuel de Villegas y Fernando de Bustillos) y a otros dos para que revisen el resultado y den cuenta a la Academia para que resuelva (Adrián Conink y Lorenzo de Cardona); el resultado se remitirá a Juan Interián de Ayala para que añada las correspondencias latinas que falten y finalmente al secretario, quien se encargará de ponerlo en limpio y de realizar los ajustes finales para su impresión.

Se acuerda que no se pongan más de dos o tres autoridades en cada acepción de las voces, salvo en el caso de alguna voz más dudosa, que puede incluir cuatro, que se combinen verso y prosa y se recurra a los autores más prestigiosos.

Se resuelve que en aquellas autoridades que no puedan ser reducidas al método de la planta, por su extensión o por haberse empleado para su evacuación distintas impresiones de las obras, se pongan las citas por folios o planos y se señale este hecho en el prólogo del diccionario.

Se acuerda que se lea con la mayor brevedad posible la explicación de las voces de las combinaciones Ae y Al a cargo de Manuel de Villegas y Fernando de Bustillos respectivamente, que no se habían aprobado todavía.

Se acuerda que a partir de enero se celebren dos juntas por semana para adelantar en lo posible la obra del diccionario. El director dispone que se reúnan los lunes y los jueves.

Se acuerda que para la impresión del primer tomo del diccionario se emplee letra de lectura gorda y que se tiren de cada pliego tres resmas en papel de marquilla de Génova de la mejor calidad.

Se elige al secretario como tesorero para que se encargue del cobro y la distribución de la asignación económica concedida por el rey, con un sueldo de cincuenta doblones anuales.

Acta de 3 de agosto de 1713

Se indican los motivos que han llevado al marqués de Villena a establecer una Academia en Madrid a semejanza de la de París; se establecen los fines de la Academia y se fija el objetivo de formar un amplio diccionario de la lengua castellana. Se fija la casa del marqués de Villena como lugar de reunión.

Se da cuenta de la lista de académicos fundadores (además del marqués de Villena, Bartolomé Alcázar, José Casani, Juan Interián de Ayala, Juan Ferreras, Andrés González de Barcia, Antonio Dongo y Gabriel Álvarez de Toledo) y de los tres académicos incorporados con posterioridad (Francisco Pizarro, José de Solís y Vincencio Squarzafigo).

Se eligen los oficios de director, el marqués de Villena, y secretario, Squarzafigo.

Se da cuenta de la lista de autores de prosa y verso entregada por el director, que se tendrá en cuenta en los trabajos del diccionario y se encarga a Andrés González de Barcia la elaboración de un plan de trabajo.

Acta de 7 de octubre de 1717

Jerónimo Pardo propone que para cumplir los fines de la Academia y dado lo avanzado de los trabajos de las letras A y B se podría pensar en sacar a la luz el primer tomo del diccionario con el añadido de unos prolegómenos, la historia de la Academia, los Estatutos y algunos discursos.

Ante la importancia de esta propuesta se decide informar de ella a todos los académicos de número ausentes para acudan a la siguiente reunión y aporten sus reflexiones.

Se encarga a José Casani, a Jerónimo Pardo y al conde de Torrepalma que traigan por escrito las ideas que consideren más oportunas para el prólogo de este primer tomo.

Prosigue la explicación de las voces de la combinación Em a cargo de Adrián Conink.