Comprende su preocupación ante la merma de facultades de su vista y le pregunta qué le han dicho los médicos. Le dice que no se preocupe por el Seminario: Marías tendrá sus originales y Raúl acaba de regresar de Estados Unidos, así que entre los dos redactarán los trabajos en las fechas indicadas.

Le pide que continúe su Viaje al siglo XX, que dicte sus recuerdos.

Le anuncia que Emilio Cassinello se casa en Bremen con una española, que en octubre saldrá el primer número de Cuadernos para el Diálogo, en la que colaborará y que Raúl tiene convocada su cátedra de Derecho Político de Valencia.

Añade que leyó la crítica de G. F. M. y que no le gustó; la encontró desapegada y un tanto reticente.

Añade que tiene que ir a Vera para ocuparse de su tesis sobre Baroja y le pregunta si le ha escrito Aline Schulmann, quien está buscando tema para su tesis y quizá se decante por la figura de Silverio Lanza.

Añade que sigue conmocionado por las circunstancias de su tránsito, en extremo conmovedoras. Le dice que él también pasó una mala época con sus ojos cuando le operaron de un desprendimiento de retina en Nueva York, en 1948, y que van a embarcarse en el Cristoforo Colombo con rumbo a Massachussets. Le agradece su palabras sobre sus últimos versos de La Vanguardia.