La abundancia engendra hastío
En tú abundancia decías que nunca te moririas: dime ahora en que pensabas cuando tanto braveabas; pues te ahogas y te alteras con ocasiones ligeras
Seame yo bueno y herron para mi abuelo
Tu abuelo y el mío tuvieron ocho tobillos
Seame yo bueno, y herron para mi abuelo
Quien no sabe de abuelo, no sabe de bueno
Llorarte he abuelo, ahora que no puedo
Llorarte he abuelo, ahora que no puedo
Criado por abuelo, nunca bueno
El abuelo come la pera y el nieto pasa dentera
