Carta de Fritz Krüger, director del Instituto de Lingüística de la Universidad Nacional de Cuyo, con el pésame por el fallecimiento de Julio Casares
Telegrama de pésame del director de la Academia Salvadoreña de la Lengua, Enrique Córdova, por el deceso de Julio Casares
Carta de Manuel F. Castello y de Horacio C. Rivarola, secretario y presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, a Ramón Menéndez Pidal, director de la Real Academia Española, de pésame por el fallecimiento de Julio Casares, quien fue recordado en una sesión privada de esa Academia con motivo de su deceso
Copia sin firma del oficio del secretario a Antonio Rodríguez-Moñino en el que le comunica el agradecimiento de la Academia por la donación de un ejemplar de la obra titulada Viaje a España del rey don Sebastián de Portugal, (1576-1577), para la biblioteca
Carta de César Rodríguez Expósito y de Esteban Valdés Castillo, secretario y presidente de la Sociedad Cubana de Historia de la Medicina, a Ramón Menéndez Pidal en la que reiteran el pésame por la muerte de Julio Casares y le informan del acuerdo de la junta de gobierno de guardar un minuto de silencio y de publicar una nota necrológica sobre él en su revista
Carta de Rafael Estrada a Julio Casares en la que le comunica el título de tres folletos que entrega a la biblioteca de la Academia
Copia sin firma del oficio del secretario a Rafael Estrada de traslado del agradecimiento de la junta por la donación para su Biblioteca de un ejemplar de los folletos El eco y los perfiles oceánicos, Guipúzcoa en el mar y La influencia del mar en la Historia de España
Telegrama de Samuel R. Quiñones de pésame por el fallecimiento de Julio Casares
Carta de Ariosto González, presidente de la Academia Nacional de Letras de Uruguay, a Ramón Menéndez Pidal para que traslade, por sugerencia de José Pereira Rodríguez, la enhorabuena a Julio Casares por cumplir veinticinco años como secretario perpetuo de la Real Academia Española
Carta de Carlos Clavería a Melchor Fernández Almagro en la que le relata su ajetreada vida en Filadelfia y se lamenta de encontrarse en el destierro
