Añade que Ricardo Spottorno, diplomático en El Salvador, se ha empeñado en la restauración de la Academia Salvadoreña, pero sus gestiones no han dado resultado positivo.

Añade que ha recibido los discursos de Saralegui y Medina, le remite un folleto titulado La Universidad y dice que le mantendrá al corriente de los pasos dados en la reorganización de la corporación salvadoreña.

Indica que ha formado un cuadro con los académicos nombrados, a los que ha añadido dos más por su importancia social y literaria, que se está trabajando en un Reglamento, se ha confeccionado un sello metálico para autorizar las comunicaciones y hay un principio de Archivo.

Añade que el presidente de la República acordó a favor de la Academia una subvención mensual, lo que motivó la carta del director que se adjunta.

Propone la sustitución de Ambrogi por César Virgilio Miranda.

Le recuerda que los Estatutos y el Reglamento no autoriza el nombramiento de académicos correspondientes a las Academias correspondientes.