Carta a Rafael Lapesa en la que le anticipa el pésame de la Academia Argentina de Letras, de la que es su representante durante su viaje por España, por el fallecimiento de Azorín
Oficio del director general de Relaciones Culturales al secretario perpetuo, Rafael Lapesa, con el que le remite, de orden del ministro de Asuntos Exteriores, copia de despacho y anejos relativos al pésame del gobierno de Costa Rica por el fallecimiento de Azorín, enviados por la embajada de España en San José
Copia del oficio del secretario accidental, Rafael Lapesa, al alcalde del Ayuntamiento de Málaga, Francisco García Grana, de gratitud por el pésame enviado con motivo de la muerte de Julio Casares
Oficio de Julio Ycaza Tigerino, secretario de la Academia Nicaragüense, a Rafael Lapesa, director de la Real Academia Española, para transmitir que esa Academia se asocia al duelo por el fallecimiento de Narciso Alonso Cortés
Copia del oficio del secretario accidental, Rafael Lapesa, a Emilio García Gómez, de gratitud por el pésame enviado con motivo de la muerte de Julio Casares
Carta de José A. Rivera Massas, secretario del Club Rotario de Río Piedras, a Rafael Lapesa, secretario de la Real Academia Española, con la que cumple el acuerdo, tomado por el Club en sesión plenaria del día 26 de noviembre, de enviarle esta carta con sus condolencias por la muerte de Ramón Menéndez Pidal
Copia del oficio del secretario accidental, Rafael Lapesa, a Hernán G. Peralta, director de la Academia Costarricense de la Lengua, de gratitud por el pésame enviado con motivo de la muerte de Julio Casares
Oficio del alcalde accidental del Ayuntamiento de Orihuela al secretario de la Real Academia Española con el que le remite la certificación del acuerdo adoptado por ese Ayuntamiento en el que consta su pesar por el fallecimiento de Ramón Menéndez Pidal
Carta de Álvaro Hernández Suárez a Rafael Lapesa, secretario, en la que le transmite sus condolencias por el fallecimiento de Ramón Menéndez Pidal
Oficio de Pedro Laín al secretario, Julio Casares con el que le devuelve el discurso escrito por Rafael Lapesa, en contestación al que habrá de leer Samuel Gili Gaya en la Academia, para el que solo encuentra motivos de encomio
