Copia del oficio del secretario a Darío Rubio, secretario interino de la Academia Mexicana, en el que acusa recibo de la comunicación en la que le informa de su nombramiento secretario pro tempore durante la ausencia de Victoriano Salado Álvarez
Besalamano de Javier Ugarte al secretario, Emilio Cotarelo, en el que le ruega la remisión de cuatrocientas invitaciones para la sesión pública de la Academia del 16 de junio de 1918
Minuta del oficio del secretario [Emilio Cotarelo] al marqués de Villaurrutia, de comunicación de su elección para ocupar la plaza de dobles honorarios vacante por el ascenso de Miguel Asín Palacios
Carta de Luis Barreda a Emilio Cotarelo en la que se interesa por su reúma y le recuerda que le remita lo tomos de Memorias de la Academia y el libro de Guillén de Castro
Minuta del oficio del secretario [Emilio Cotarelo] a Daniel Samper Ortega, subsecretario de la Academia Colombiana, de agradecimiento por el pésame enviado con motivo del fallecimiento de Santiago Ramón y Cajal
Minuta del oficio de pésame del secretario [Emilio Cotarelo] al marqués de Flores Dávila por el fallecimiento del Enrique de Aguilera y Gamboa, marqués de Cerralbo, con indicación de que la Academia ha ordenado decir cien misas por su alma
Carta de Pedro de Novo y Colson al secretario, Emilio Cotarelo, de agradecimiento a la Academia por el pésame recibido con motivo del fallecimiento de su hermano Manuel
Copia del besalamano del secretario, Emilio Cotarelo, a Ignacio Bolívar con el que le remite el discurso escrito por Vicente García de Diego en contestación al que leerá en el acto de su recepción
Copia sin firma del oficio del secretario [Mariano Catalina] a Emilio Cotarelo y Mori de comunicación de su nombramiento como bibliotecario accidental, por el fallecimiento de Miguel Mir y Noguera
Carta de Alberto María Carreño a Emilio Cotarelo y Mori, secretario de la Real Academia Española, en la que le informa, por indicación de José López-Portillo y Rojas, del envío de un ejemplar de su libro titulado Fr. Miguel de Guevara y el célebre soneto castellano "No me mueve, mi Dios, para quererte"