Añade que la era que se inaugura es de concentración y que sus medios son los errores que han de cometer los partidos monárquicos, que abrirán las puertas y, mientras esto no sucede, cualquier intento de organización será inútil y peligroso.

Le dice que recibió a su cuñado, que le pidió unas cartas para los abogados y procuradores que han de tener los pleitos en la Audiencia y que son las que adjunta; que Loring no piensa variar la respuesta de su representación para litigios en Granada. Envía recuerdos a Fernández Latorre y a Zapatero.

Añade que no sabe si Castelar irá a Madrid después de renunciar a su viaje a Barcelona y que en el aturdimiento de estos días no tiene ideas respecto de la marcha y procedimientos que se han se seguir hasta tener una conferencia con Castelar. Le devuelve el billete y le pide que no lo utilice hasta que él vaya a Córdoba. También le pide que le devuelva los libros de Derecho romano, si no los necesita.

Dice que finalmente prevaleció la influencia de Romero Robledo pero que la presión de la Cámara provocó la huida de la mayoría y quedó apenas un número suficiente para sacar triunfante a Navarro Díaz. Supone que ha leído el discurso de Emilio Castelar y habrá apreciado su digna actitud en la cuestión del reglamento; le manda recuerdos de su parte.

Le pide el favor de que compre en un baratillo de la plaza de la Chancillería un velón antiguo y le dice que viajará a Córdoba dentro de unos días.

Añade que considera la propuesta como un premio a la política que ha abrazado en las últimas Cortes, única conducente a consolidar la República, la democracia y la libertad en nuestra patria. Se ofrece a ir a La Carolina para departir y comunicarse con los electores.

Añade que le han pedido que tome cuenta de la situación de Bailén y que le pregunten cómo anda de inteligencia con los constitucionales. Le pide que no olvide lo importante que es una buena gestión electoral, atar muchos cabos y contar con muchas voluntades.

Añade que el Comité Constitucional, en carta de Sagasta, aconsejó su candidatura a los señores San Juan y Herrera, a quienes ha escrito de su puño y letra; que también ha escrito a Lucas Guillén y a Eduardo Segura, según sus instrucciones; y que la carta perdida al duque de la Torre llegará a su destino. Le recuerda que no han de descuidar las mesas.

Renueva su promesa de ir a La Carolina, preferentemente a finales de mayo y le pide que no se desalienten por la derrota.

Añade que continuará hablando de la cuestión de la retroventa en un almuerzo en casa de la duquesa y que Garnica también ha hablado a su favor.