Está de acuerdo que ha despachado en el prólogo, con demasiada premura, la figura de Juan Ramón Jiménez; pero dice que en la caracterización del factor político no ha podido hacer más.

Recuerda que Juan Ramón le reprochaba que no fuese profesor... Le dice que le encantaría charlar con él y le anima a dejar Vitoria por Portugal el próximo verano.

Pormenoriza sus apreciaciones sobre la entrevista; dice que la vida estudiantil anda un poco revuelta y manda saludos a Regino y a los López-Martín.

Añade que dicha irritabilidad le ha entorpecido la agudeza visual y auditiva, pues a él, la obra le ha emocionado.

Añade sus reflexiones sobre el entremés y el folletín o melodrama.

Añade que va a publicar las Cartas inéditas de Machado a Juan Ramón Jiménez y que lleva muy adelantada la ordenación de los papeles juanrramonianos y que lo más fascinante son las cartas a Zenobia y los diarios de esta.