Está de acuerdo en que deberían haber aparecido Reina, Paso y Fernández Shaw, pero admite que no encontró facilidades para acceder a sus textos; de Fernández Shaw solo pudo encontrar Poesía del mar y Poesía de la sierra. Espera poder incluirlos en una posible segunda edición.

Hace elogios de su escritura, recuerda que fueron presentados en el Ateneo de Madrid por Julio Cejador o por Carlos González Blanco, y expresa su deseo de visitarle en Madrid cuando regrese a París

Rocamora le había llevado de agasajo en agasajo y de repente se quedaba solo. Ya se ha rehecho y La Nación ha vuelto a publicar sus cosas. Manda recuerdos a Ramón Pastor y a Luca de Tena.

Añade detalles sobre los veinte años de silencio que se impuso para expiar un gran pecado de amor y que, de no haberlo hecho, habría sido el escritor de mayor difusión en España y en los países de nuestro origen.

Le pide que designe un representante para que acuda a la reunión en la que se decidirá el nombramiento de una Junta Nacional.