Carta de Francos Rodríguez a Emilio Cotarelo que acompaña la devolución de las pruebas del discurso de Rodríguez Marín
Carta de F. J. Sánchez Cantón a Julio Casares en la que se disculpa por haber enviado su proyecto de discurso a Gregorio Marañón para que lo presentase, sin saber que la práctica en la Academia es distinta a la que se sigue en las Academias de Historia y de Bellas Artes
Carta de Eulalia Cáceres a Julio Casares en la que le expresa que está de acuerdo en que se publique el original Penúltimos versos por la Academia como un homenaje a su marido
Carta de Eufemiano Claros a Julio Casares en la que le ruega que transmita el pésame de la Academia Hondureña de la Lengua a la familia de Agustín González Amezúa
Carta de Espasa-Calpe a Julio Casares y Agustín González de Amezúa con la que les envían unos resúmenes de los contratos editoriales que tienen celebrados
Carta de Emilio Álvarez Lejarza a Julio Casares en la que, tras manifestar que ha leído el folleto titulado Diccionario Histórico de la Lengua Española (Muestra) que los redactores someten al examen de la Corporación (1951), sugiere la incorporación de las voces beisbol, pítcher, bateador y home y una nueva acepción de abanicar
Carta de Eloy, decano de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, a Agustín para que le proporcione los números del Boletín de la Academia que le faltan del año 1935 y 1936
Carta de Camilo José Cela a Melchor Fernández Almagro en la que le dice que le ha llegado el rumor de que un grupo de amigos piensa en la posibilidad de presentar su candidatura a la vacante producida en la Academia por el fallecimiento de González Amezúa y que, en ese caso, se trasladará a Madrid a hacer las visitas protocolarias
Carta de C. F. Adolf van Dam a Julio Casares en la que le da algunas explicaciones sobre la papeleta dedicada a eufemista y le agradece las explicaciones sobre el asunto de los títulos de la obra de González de Amézúa
Carta de Azorín a Melchor Fernández Almagro en la que le dice que le ha conmovido su mención a la Arcadia en su necrología de Castañeda y resume su evolución hasta que se incorporó el propio Fernández Almagro
