Le felicita por Nómina y le pregunta por el libro de Cánovas y por cuándo irá a Murcia. Añade que ha visto su nombre en el comité de La Fiera madrileña y que saldrá para Madrid al encuentro de sus suegros. Se verán en La Granja.
Habla del paisaje de Wellesley y le pregunta por su trabajo. Dice que sigue preparando Cántico 3 y que Tere es ya una señorita y Claudio casi un hombre; Germaine está muy deprimida y con poca salud. Le pide noticias del Madrid literario.
Añade que sigue conmocionado por las circunstancias de su tránsito, en extremo conmovedoras. Le dice que él también pasó una mala época con sus ojos cuando le operaron de un desprendimiento de retina en Nueva York, en 1948, y que van a embarcarse en el Cristoforo Colombo con rumbo a Massachussets. Le agradece su palabras sobre sus últimos versos de La Vanguardia.
Piensa que también puede hablar de la destrucción de la Universidad de Oviedo, de la historia del pobre José Robles, profesor de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore. Lamenta que no publique su libro sobre Valle-Inclán y que no siga la colección de Vidas del s. XIX. Le pregunta por don Ramón.
Añade datos genealógicos de la familia y dice que le considera más canovista que a muchos de sus familiares, dada su comprensión y admiración por la figura de Cánovas patente en su exhaustiva biografía.
Le pide que asista al bautizo de su hijo.
Añade que leyó su Catalanismo y República española, que anotó.
Expresa su deseo de que concluya su trabajo sobre Cánovas y le agradece el envío de la separata de la Revista de Estudios Políticos con su trabajo sobre V. Hinojosa.
