Añade que sigue conmocionado por las circunstancias de su tránsito, en extremo conmovedoras. Le dice que él también pasó una mala época con sus ojos cuando le operaron de un desprendimiento de retina en Nueva York, en 1948, y que van a embarcarse en el Cristoforo Colombo con rumbo a Massachussets. Le agradece su palabras sobre sus últimos versos de La Vanguardia.

Le pregunta por lo que escribe y le dice que le lee en ABC, pero no en La Vanguardia. Le pide el artículo que publicó hace meses sobre Cántico, le dice que Clamor avanza y le da novedades editoriales.

Añade que seguirá trabajando en el tercer tomo de Clamor, que Irene le agradece sus palabras. Le pregunta por Vicente Aleixandre.

Le anuncia que ha empezado Clamor y que va a pasar un mes en México con Teresa y Gilman. Espera verle en Madrid.

Le da la enhorabuena por su ingreso en la Real Academia Española, donde tiene íntimos amigos. Le pregunta por el tema de su discurso, por quién le contestará, por cuándo lo leerá. Añade que su yerno, Steve, le dijo que, de sus amigos de Madrid, él había sido el más amable.

Añade que continúa trabajando en Cántico.

Habla del paisaje de Wellesley y le pregunta por su trabajo. Dice que sigue preparando Cántico 3 y que Tere es ya una señorita y Claudio casi un hombre; Germaine está muy deprimida y con poca salud. Le pide noticias del Madrid literario.

Piensa que también puede hablar de la destrucción de la Universidad de Oviedo, de la historia del pobre José Robles, profesor de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore. Lamenta que no publique su libro sobre Valle-Inclán y que no siga la colección de Vidas del s. XIX. Le pregunta por don Ramón.