Por ausencia del director, Juan de Ferreras preside la junta.
Se ve una carta de Victoriano Alcázar en la que da las gracias a la Academia por el ejemplar del primer tomo del diccionario que se le envió.
El secretario informa de que tras pedir a José Siesso de Bolea que remitiese lo que tuviera trabajado de las voces aragonesas, por hacer falta las que tocan a la letra C, éste respondió que no lo enviaría por no haberse expresado en el prólogo del diccionario ser él quien había ejecutado este trabajo. El secretario dijo que había intentado satisfacer sus quejas en varias cartas, pero que Siesso de Bolea se mantenía en su decisión de no continuar contribuyendo al diccionario.
Se resuelve que los académicos se dediquen a buscar en los libros las voces del Reino de Aragón que se deben poner, que no procedan de lengua lemosina. Tomás Pascual de Azpeitia se encarga de evacuar los Fueros de Aragón y Vincencio Squarzafigo el libro de Jerónimo de Blancas.