Añade que las críticas actuales a Cánovas le parecen pueriles y que su obra se puede superar, aunque con igualarla sería suficiente.

Añade que Granada está preciosa y que les contará de su viaje a Estoril cuando vuelva a Madrid. Pregunta por el libro de su amigo y dice que ella también está escribiendo versos.

Piensa que el estado de ánimo del Caudillo es más propicio que antes a una conversación eficaz, que el efecto recíproco no ha sido malo, aunque se desconfía de los resultados, y que hasta otoño no se verán avances.

Añade que tiene pendiente el segundo tomo de la Correspondencia y el folleto sobre Europa que escribió en 1948.

Si se hubiese enviado a tiempo, habría producido un triple resultado: 1. patentizar universalmente la inconsistencia del régimen; 2. disipar los recelos de quienes suponían existente inminente una comunicación oculta entre El Pardo y Estoril; 3. abrir un cauce colectivo o individual de descontento de las fuerzas armadas.

Añade que no sabe si podrá escaparse a San Sebastián al consejo de su banco y pasar por Santander para ver a sus nietos.